Paul MacLean nos presenta un modelo de funcionalidad del cerebro, por una parte toma en cuenta los rastros de la evolución aún presentes en la estructura cerebral y por otra, explica los procesos emocionales en todos sus niveles de complejidad.
A grandes rasgos MacLean propone:
1.- El «cerebro humano» o neocorteza, encargado de los procesos avanzados como pensamiento abstracto, planificación, la razón, la interpretación entre otros.
2.- El «cerebro mamífero» o emocional que comprende el sistema límbico, encargado de emociones, sentimientos, amor, ira, odio, vergüenza, tristeza entre otras.
3.- El «cerebro reptil» o arcaico (cerebro sensorio-motor), en la base del cráneo y que gobierna funciones autónomas como el sueño REM, reflejos, circulación, la respiración, instinto de supervivencia.
Entendemos como trauma a la respuesta subjetiva de cada individuo ante un evento adverso vivido en algún punto de su ciclo vital. Como sabemos los eventos traumáticos afectan principalmente al cerebro mamífero y cerebro reptil tomando en cuenta la reacción neurofisiológica del sujeto ante un disparador actual como por ejemplo sentir, oír, oler o ver alguna situación que asocie al evento o trauma original provocando respuestas automáticas reflejas iguales o peores a la situación primaria, por otra parte, las respuestas en el ciclo del sueño también se hacen presentes con pesadillas, de contenido traumático o simbólico, o sueños repetitivos (cerebro reptil) siendo más frecuentes en períodos de estrés emocional de la persona.
Las terapias psicológicas verbales o parlantes se procesan o «entran» a través de la región cortical del cerebro, cerebro humano o neocorteza, como plantemos anteriormente el trauma afecta al cerebro mamífero (emocional), de difícil acceso hablando o verbalizando y al cerebro reptil y al cuerpo, que es inaccesible al intercambio verbal, ésta es la diferencia fundamental de la terapia de reprocesamiento EMDR, ya que su proceso es a la inversa, es decir, cerebro reptil-cerebro emocional-neocorteza, por esta razón la aparición de nuevas narrativas y emociones más adaptativas son asimiladas inmediatamente por los pacientes, ya que se generan desde su propio sistema, sin la intervención de terceros.