El valor que le damos a lo que somos no es hereditario, simplemente es aprendido y se interioriza como parte del ser incluso llegando a creer que «así somos». Esto determina nuestras acciones, nuestros pensamientos y emociones acerca del resto y de sí mismo.
El autoestima es la estima que se tiene a uno mismo, es una valoración global de nuestra personalidad, sea positiva o negativamente y se subdivide en el autoconcepto y autoimagen, los cuales fortalecen la identidad y al mismo tiempo nuestra autoestima.
El autoconcepto se refiere a lo que piensas de ti mismo, esto determinará en cómo te tratas, ¿ eres muy duro contigo?, qué te dices, cómo te lo dices, cómo te exiges y cuanto te exiges. Ante una experiencia negativa puedes maltratarte o ser compasivo contigo por ejemplo: reprobé un examen «soy un looser» o estudiaré y me irá mejor la próxima vez o ante una experiencia positiva no validarte por ejemplo: «aprobé porque tengo suerte» un autoconcepto positivo sería «aprobé porque estudié, me lo merezco y me recompensaré»
Autoimagen es la opinión que tengo de mi propia imagen, es subjetiva y puede depender o no de los cánones de belleza establecidos. No contemplamos y decimos «soy atractivo» «no soy atractivo»
Qué es lo que pienso de mí y qué visión tengo de mi son relevantes en la construcción de nuestra autoestima la que influye enormemente en nuestra salud psicológica y emocional.
¿Se puede modificar la autoestima?
Si, trabajando en las partes o estados del ego que influyan en la percepción de ti mismo y experiencias negativas asociadas.
Por lo pronto puedes aceptar tus errores de manera que puedas hacer un análisis crítico pero constructivo, sin maltratarte, compasivamente cuidando tus palabras y pensamientos. Felicitarte y recompensarte cuando hagas algo bien.