Si el peligro acabó ¿porqué sigo con miedo y sobrereacciono ante cualquier cosa?

La Memoria del miedo

Todos nos hemos enfrentado a situaciones de  peligro, este puede ser real o no, eso no importa, lo que importa es que nuestro cerebro lo percibe como real y reacciona ante tal eventualidad. Es común que personas que hayan sido expuestas de una u otra forma a situaciones que las hayan percibido como peligrosas se pregunten porqué siguen reaccionando con miedo o se producen reacciones físicas si ahora ya no hay peligro, describiéndolo como un miedo intenso siendo que la situación no es amenazante y aunque racionalmente saben que el peligro es inexistente, se lo expliquen a sí mismas y lo entiendan, la reacción emocional (miedo, verguenza, odio, etc) y sensación física es igual de intensa que la primera vez que la experimentó y en algunos casos más, esto ocurre porque el miedo y las reacciones automáticas no se controlan conscientemente y tampoco tienen relación con lo racional, si no mas bien con lo emocional.

El miedo es una emoción natural cuya función principal es de alerta, nos avisa de amenazas en nuestro entorno para que nuestras respuestas sean lo más rápidas posibles y así mantenernos seguros. Por supuesto es muy útil cuando existe una amenaza real para nuestra indemnidad física, psicológica y emocional. Cuando nuestro cerebro percibe una situación de riesgo, tres son las posibles respuestas esperables: lucha, huida o congelamiento.

Por lo general después de haber vivido alguna experiencia que percibimos como peligrosa somo capaces de procesarla de manera adecuada, ya sea compartiendo nuestra experiencia con otros o simplemente reflexionando acerca de ella comprendiendo a nivel racional y emocional que el peligro ya pasó, que ahora estamos a salvo, seguros. Por ejemplo en USA se realizó un estudio con personas que fueron víctimas de catástrofes en donde se llegó a la conclusión que cuando son satisfechas las necesidades básicas de seguridad, protección, alimentación dentro de las primeras 72 horas es poco probable que la persona desarrolle patologías psicológicas derivadas del evento adverso, pero ¿que ocurre si estas necesidades no son satisfechas o si la persona es incapaz de procesar adecuadamente el evento traumático, es decir, el miedo?

Ocurre que el cerebro entra en «modo de supervivencia» entra en acción el sistema límbico encargado de la regulación emocional y en específico la amígdala cerebral, conjunto de núcleos neuronales controladora de emociones básicas como el miedo y la ansiedad provocando cambios fisiológicos en la persona: se incrementa el metabolismo celular, aumenta la presión arterial, la glucosa en la sangre, el sistema inmuno se detiene, la sangre fluye a los músculos mayores como las piernas para la preparación de la huida, el corazón bombea rápidamente para llevar adrenalina a las células, a nivel facial se agrandan los ojos para mejorar el campo visual, se dilatan las pupilas para mejor admisión de luz, la frente se arruga y lo labios se estiran horizontalmente. Como el sistema límbico fija su atención en el objeto amenazante, los lóbulos frontales encargados de cambiar la atención consciente de una cosa a otra se desactivan parcialmente, es decir, la atención consciente queda fijada en el peligro y el sujeto es incapaz de procesar de manera adecuada la situación amenazante,  estas reacciones anteriormente mencionadas son reexperimentadas una y otra vez por el individuo incluso frente a estímulos que no representan peligro alguno, pero su cerebro no lo percibe así, ya que se encuentra en «modo de supervivencia» y no recibe la información necesaria de las otras redes de memoria adaptativas, debido a que esta experiencia se almacenó aisladamente.

La memoria traumática no se almacena como cualquier otra experiencia en la memoria, se almacena disfuncionalmente en forma aislada, fragmentada y congelada impidiendo su vinculación adaptativa con las otras redes de memoria que entregan información; por ejemplo que el peligro ya pasó, que ahora se está a salvo, que no hay amenaza. Es por esta razón que cuando su cerebro asocia libremente cualquier situación «peligrosa» responde de manera automática con miedo y respuestas fisiológicas asociadas siendo incapaz de tener acceso a la información adaptativa lo que para la persona por supuesto es disfuncional en su vida cotidiana llegando en algunos casos a generalizar tal su miedo que es incapaz de salir de su casa.

Muchas veces las personas al comprender este proceso sienten alivio, ya que la creencia «me estoy volviendo loco» se desvanece o por lo menos disminuye, pero esto no significa que la memoria se procese adecuadamente, es decir, las reacciones frente a diversos «estímulos peligrosos» siguen apareciendo.

En este punto es cuando es recomendable consultar con un especialista formado en EMDR, ya que con la terapia de reprocesamiento el recuerdo almacenado de manera disfuncional, aislado y fragmentado se procesa de manera adaptativa transitando desde la memoria implícita motriz a la memoria explícita narrativa mediante estimulación bilateral, ya sea, visual, kinestésica o auditiva.

2 respuestas a “Si el peligro acabó ¿porqué sigo con miedo y sobrereacciono ante cualquier cosa?”

  1. Liliana Díaz Chacón dice:

    Quienes oueden practicar EMDR , solo picologos?Parece una terapia tan util

    • gabriel malina dice:

      El entrenamiento certificado efectivamente es solo para trabajadores de la salud mental, es decir, psicólogos o psiquiatras
      saludos cordiales

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