Todos en algún momento hemos perdido a un ser querido, ya sea por fallecimiento o distanciamiento. La sensación de vacío, abatimiento y tristeza es indescriptible para la persona y muchas veces esto puede transformarse en patologías mas complejas.
La mayoría de la personas elaboran su duelo de manera adecuada y no necesitan ayuda, sin embargo, existen otras personas que por diversos motivos no logran elaborar de manera óptima su duelo y por esta razón es importante que usted tenga claro que síntomas son los que se mantienen y agudizan a pesar de que el tiempo transcurra.
La duración del duelo es muy variable dependiendo de cada persona y situación. La mayoría de artículos clásicos refieren una duración inferior a un año. Otros más recientes consideran que la persona que ha tenido una pérdida importante comienza a recuperarse en el segundo año. A nuestra consideración un duelo normal se debiese procesar adecuadamente en el transcurso de 6 meses a 18 meses, posterior se podría clasificar como duelo patológico o complicado.
Aquí presentamos algunos síntomas del duelo patológico descritos en distintas literaturas
Debido a que el duelo tiene un origen estrictamente emocional, la reestructuración se debe generar desde la propia persona y difícilmente logrará una evolución hacia lo adaptativo si la intervención se realiza desde lo cognitivo o racional ya que las estructuras involucradas como la amígdala cerebral no permite intercambio verbal alguno, simplemente integra y reacciona, ya que esa es su función. Es por esta razón que se recomienda una terapia en la cual la persona reprocese lo vivido para almacenarlo e integrarlo nuevamente, pero esta vez, de manera adaptativa.
Aquí es donde la terapia de reprocesamiento hacia estados adaptativos EMDR permite procesar de manera consciente un hecho traumático para superarlo o en este caso específico para aceptarlo llegando a una resolución adecuada para si mismo, recuperando y fortaleciendo los recuerdos positivos focalizando la atención en el amor por la persona perdida. En ningún caso olvida lo ocurrido, sino, para conseguirlo, trabajamos además de la pérdida en sí, las traumáticas circunstancias en las que el paciente descubre la pérdida y todo lo que incluyó la experiencia adversa. La persona no olvida a su ser querido, al contrario, se fortalece su lazo pero ahora desde lo adaptativo.